jueves, 5 de junio de 2014

La piedra...


A veces la piedra
se nos mete en el zapato
convirtiendo nuestra marcha
en dolorosa.
Otras,
en nuestros ojos
desdibujándonos la realidad.
Algunas veces la piedra
aparece en nuestro camino
para no dejarnos avanzar.
Otras,
las más duras
se instala sobre nuestro pecho
y no nos deja respirar,
gozar,
creer,
soñar.
Entonces
no hay arreglo
ni componenda
posibles.
Es ella
o nosotros.
Si nos armamos
de fuerza
de coraje
y de locura
la extirpamos
la arrojamos
la vadeamos
y seguimos adelante
Si no,
allí quedaremos,
doloridos
ciegos
estancados
muertos.
Para todos los hombres y mujeres, la conquista de sus propios sueños es un
largo camino cubierto tanto de flores como de cardos; que a veces sabe a
miel y otras veces a hiel; que a veces acaricia y otras golpea; que nos
hace reir y también llorar.
El camino hacia los sueños nos enfrenta a cosas opuestas a cada paso; y es
así para todos.
Ningún camino es del todo llano; y ninguno es del todo escabroso. Pero
cada paso, bueno o malo, dulce o amargo, áspero o suave, cada paso es
enseñanza. Enseñanza que debemos capitalizar, como lecciones de vida, para
que nos ayuden en la búsqueda del próximo sueño.
A medida que más nos acercamos a la meta, más difícil parece alcanzarla. Y
es lógico... cuanto más camino recorrimos, más trabas, más miedos, fuimos
acumulando. Pero debemos seguir. Seguro que detrás de la piedra más
difícil de vencer está lo que buscamos. Y eso... eso justifica cualquier
esfuerzo. Y cuando nos sintamos desfallecer, paremos un minuto, miremos
profundamente nuestro ser interior, escuchemos su voz, visualicemos lo que
quiere, lo que fervientemente anhela.... Y ya nada nos detendrá.

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