jueves, 29 de agosto de 2013

Nuestra vida en nuestras manos....

Había una vez un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas; alguna de ellas, él sabía responder, otras no. El pretendía ofrecerles la mejor educación, por tanto mandó a las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina. El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin ni siquiera dudar. Impacientes las niñas decidieron inventar una pregunta que él no sabría responder. Entonces, una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría para engañar al sabio. “¿Qué vas a hacer?”-Preguntó la hermana, a lo cual le respondió: “Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta” “Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que esta viva la apretaré y la aplastaré. Y así, cualquiera que sea su respuesta, ¡Será una respuesta equivocada!”. Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando. -“Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio ¿está viva o muerta?”. Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió: “Depende de ti… Ella está en tus manos.” Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro. No debes de culpar a nadie cuando algo falle: somos nosotros los responsables por aquello que conquistamos (o no conquistamos). Nuestra vida está en nuestras manos, como la mariposa azul… Nos toca a nosotros escoger que hacer con ella.

martes, 27 de agosto de 2013

NUESTROS VIEJOS, NUESTROS PADRES....

NUESTROS VIEJOS, NUESTROS PADRES.... Padres héroes y madres heroínas del hogar. Pasamos buena parte de nuestra existencia cultivando estos estereotipos. Hasta que un dia el padre heroe comienza a pensar todo el tiempo, protesta bajito y habla de cosas que no tienen ni pie ni cabeza. La heroína del hogar comienza a tener dificultades para terminar las frases, y empieza a enojarse. ¿Qué hicieron papá y mamá para envejecer de un momento a otro? Envejecieron… Nuestros padres envejecieron. Nadie nos había preparado para esto. Un bello día ellos pierden la compostura, se vuelven mas vulnerables y adquieren unas manías bobas. Están cansados de cuidar de los otros y de servir de ejemplo: ahora llegó el momento de ellos, de ser cuidados y mimados por nosotros. Tienen muchos kilómetros andados y saben todo, y lo que no saben lo inventan. No hacen mas planes a largo plazo, ahora se dedican a pequeñas aventuras, como comer a escondidas todo lo que el médico les prohibió. Tienen manchas en la piel. De repente están tristes. Mas no están caducos: caducos están los hijos, que rechazan aceptar el ciclo de la vida. Es complicado aceptar que nuestros héroes y heroínas ya no están con el control de la situación. Están frágiles y un poco olvidadizos, tienen este derecho, pero seguimos exigiendo de ellos la energía de una usina. No admitimos sus flaquezas, sus tristezas. Nos sentimos irritados y algunos llegamos a gritarles si se equivocan con el celular u otro aparato electrónico; y encima no tenemos paciencia para oír por milésima vez la misma historia, que cuentan como si terminaran de haberla vivido. En vez de aceptar con serenidad el hecho de que adoptan un ritmo mas lento con el pasar de los años, simplemente nos irritamos por haber traicionado nuestra confianza, la confianza de que serían indestructibles como los superhéroes. Provocamos discusiones inútiles y nos enojamos con nuestra insistencia para que todo siga como siempre fue. Nuestra intolerancia solo puede ser miedo. Miedo de perderles, y miedo de perdernos, miedo de dejar también de ser lúcidos y joviales. Con nuestros enojos, solo provocamos mas tristeza a aquellos que un día solo procuraron darnos alegrías. ¿Por qué no conseguimos ser un poco de lo que ellos fueron para nosotros? ¿Cuántas veces estos héroes y heroínas estuvieron noches enteras junto a nosotros, medicando, cuidando y bajando fiebres? Y nos enojamos cuando ellos se olvidan de tomar sus remedios, y al pelear con ellos los dejamos llorando, tal cual criaturas que fuimos un día. El tiempo nos enseña a sacar provecho de cada etapa de la vida, pero es difícil aceptar las etapas de los otros… Mas cuando los otros fueron nuestros pilares, aquellos para los cuales siempre podíamos volver y sabíamos que estarían con sus brazos abiertos, y que ahora están dando señales de que un día irán a partir sin nosotros. Hagamos hoy por ellos lo mejor, lo máximo que podamos, para que mañana cuando ellos ya no estén mas, podamos recordarlos con cariño, recordar sus sonrisas de alegría y no las lágrimas de tristeza que ellos hayan derramado por causa nuestra. Al final, nuestros héroes de ayer… serán nuestros héroes eternamente.