jueves, 29 de diciembre de 2016

La luz en la ventana...





Si han seguido leyendo mis entradas del blog, seguro me conocen bien, pues he desnudado mi vida y mi pensamiento en muchas de mis publicaciones.
Por las dudas de que se sume alguien que no sabe nada de mi les cuento que soy una señora casada desde hace 46 años que tengo una hija divorciada de 44 y una nieta de 21 que son mi debilidad y mi orgullo, son personas muy inteligentes e independientes. mi esposo y yo vivimos en un ranchito pequeño en el fondo de una parcela que compartimos con ellas que tienen su casita en el frente.
Las dos trabajan , tienen sus actividades y amistades.
Por lo general los viernes y sàbados siempre salen, van a casa de amigos, cenar, bailar, en una palabra, a divertirse..
Siempre que falta alguna de las dos en la casa dejan la luz de la cocina prendida, y yo puedo verla desde mi dormitorio..
Me cuesta dormirme cuando la luz esta encendida, porque se que alguna de ellas no esta en casa y aunque Uruguay es uno de los países de sur América mas seguro,  esto no quiere decir que no suceda nada.
todo lo contrario, hay arrebatos, rapiñas y en menor medida violencia de genero, homicidios y otros delitos.
Por eso hasta que la luz de la cocina no se apaga no puedo estar tranquila y conciliar el sueño como es debido.

sábado, 17 de diciembre de 2016

LOS BOTONES DE MI MADRE


Deshacer la casa de tus padres es el siguiente escalón a enterrarlos, un duro
trago que se hace con una mezcla de ternura, emoción y tristeza infinita.
Es rescatar recuerdos, encontrar pequeños tesoros que no recordabas o que
ni siquiera sabías que existían.
Te sientes como un ladrón abriendo cajones cerrados con llave, como un
intruso que husmea en intimidades ajenas. Encuentras tu propio pasado,
recuerdos de infancia, la tuya, la de tus padres, incluso la de tus abuelos,
mezclados con trazas de tus propios hijos, fotos, dibujos “para la mejor abuela”,
tarjetas…. Podrías pasar días, semanas, quieres terminar de organizarlo pero
también quieres que nunca acabe, que continúe como metáfora de aquel primer
cordón umbilical, como esa última oportunidad de sentir su olor, todavía en
los armarios llenos de sus ropas. En una de esos ratos de lágrimas y de sonrisas,
encontré los botones de mi madre, un enorme regalo para la imaginación y la
reflexión. He pasado dos tardes clasificándolos, mirándolos, casi mimándolos
y al final dejando plasmada su existencia en esta foto como un homenaje a la
mujer excepcional a muchos niveles que fue mi madre. Pero muchos de sus
atributos son comunes a una generación de mujeres, aquellas que fueron niñas
de la guerra y la posguerra pasando hambre y miedo, adolescentes y jóvenes
con una educación limitada (“ser médico es de hombres”), mujeres siempre
a la sombra y tutela primero de padres y luego de maridos (la generación que
ni siquiera podía abrir una cuenta en el banco o tener una propiedad si no era
con un varón) pero excelentes economistas que eran capaces de ahorrar, de
dirigir familias numerosas, fantásticas cocineras, cuidadoras dedicadas, maestras
de vida. Mujeres que individualmente no han hecho historia pero que como
generación trabajaron para levantar un país en ruinas y para que sus hijos
fuéramos mejores y tuviéramos más que ellas
mismas. Unas luchadoras. Los botones de mi madre me han contado muchas
cosas; he encontrado el pasado familiar en formas varias y materiales diversos:
cuero, nácar, metal, madera, plástico….; leo historias en botones de los años 50
que reconozco en una foto amarillenta de mi abuela, los de las trencas infantiles,
ropa de fiesta, de batas de estar en casa, los del uniforme de gala de ingeniero
agrónomo de mi padre, de las camisas de los babis del colegio, botones
minúsculos de ropitas de bebé, botones forrados….hay cientos de botones,
algunos preciosos, otros horribles. Resulta que en mi casa nunca se tiraba un
botón, cuando una prenda se jubilaba, se guardaban los botones y se hacía
trapos con la tela. Un eterno “por si acaso” y un constante
“esto ha costado dinero”. Y en estos cientos de botones leo el salto generacional
e intuyo cómo hemos cambiado y quizás, lo que hemos perdido. Vivimos en una
sociedad de usar y tirar, de “obsolescencia programada”, de reciclar como moda
y no como costumbre, de no apreciar que las cosas cuestan un dinero, cuestan un
trabajo y un esfuerzo; ahora somos de comprar y consumir a marchas forzadas.
Consumistas pertinaces y obsesivos. Vivimos en una sociedad siempre con prisas, descentrada, incapaz de parar a realizar tareas sencillas o poco llamativas, hemos
dejado de encontrar placer en la simplicidad de las cosas, vivimos con un pie en la
virtualidad de las redes sociales. Nuestra atención siempre dividida. Vivimos en
una sociedad en la que la palabra “ahorro” se vio sustituida por la palabra “crédito”
hace tiempo, donde en vez de prever el futuro, reservar por si se necesita, se gasta
por adelantado. No solo no se guardan esos botones sino que se compran botones
sin tener cómo pagarlos. Vivimos en una sociedad con las mujeres completamente incorporadas al mundo laboral, dejando en las casas ese hueco que nadie puede
ni podrá cubrir (y que conste que a feminista no me gana nadie); nuestras madres,
“de profesión: sus labores”, hacían esa función que aunque no reconocida ni pagada
era inmensa y que a veces incluía reciclar botones y otras no faltar ni un solo día a
abrirnos la puerta al volver del cole, o prepararnos la merienda, acudir a las
funciones del colegio, ayudarnos con las tareas de “pre tecnología”, echarnos
mercromina en las rodillas o atendernos con el “tengo sed” de por la noche. Y no,
hay cosas que solo una madre puede hacer como una madre, incluso el padre más
entusiasta y dedicado es un sucedáneo de lujo pero sucedáneo al fin. Y creo que al
menos mi madre no vivía frustrada ni alienada, al revés, sabía que hacía su trabajo
y que lo hacía bien. Ella, que siempre hubo querido ser médico, fue hasta el final,
una madre entregada, buen ejemplo de su generación. Mujer sin mediocridades,
sin ser madre, esposa o profesional a tiempo parcial y sin nunca poder darlo todo.
Y además, de premio, con un poco más de tiempo para arreglarse, organizar cenas
con los amigos o salir de fiesta (eso también me lo dicen también los botones…..).
Las mujeres de ahora, nos hemos liberado….nos hemos liberado…..¿nos hemos
liberado? La bolsa de botones se ríe de mi. Lo que no sé es cuantos botones faltan,
cuantos realmente fueron de utilidad, cuales se injertaron en otra prenda; la bolsa
solo tiene los que nunca llegaron a ver más vida que la foto en la que ahora quedan inmortalizados. Y es que al final, la vida quizás sea solo eso, una enorme bolsa de
botones. PS: Con todo el cariño y agradecimiento a mis hermanas por su tiempo y generosidad. Deshacer una casa y hacerlo bien, es poner un lazo a una familia que
ha sido feliz. Autor desconocido.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Toma tiempo....



Toma tu tiempo para vivir: es el secreto del éxito. Toma tu tiempo para pensar: es la fuente del poder. Toma tiempo para divertirte: es el secreto de la juventud. Toma tiempo para leer: es la fuente de la sabiduría. Toma tiempo para tus amistades: es la fuente de la felicidad. Toma tiempo para reír; ayuda a aliviar las pesadas cargas de la vida. Toma tiempo para soñar: ata el alma a las estrellas. Toma tiempo para amar; la unica inversion duradera de esta vida. Khalil Gibran

domingo, 27 de noviembre de 2016

Separando los tantos.





Podemos estar de acuerdo o no con otras personas en formas de pensar de cualquier índole, como de criar hijos, política, fútbol, religión, (solo por nombrar algunas), sin embargo eso no es motivo para enemistarse, faltar el respeto, agraviarlos, etc.
Cada cual tiene derecho a pensar como quiera y en lo que quiera, publicarlo y dar a conocer su forma de pensar. Pero si lo que publica, piensa o hace no es de tu agrado, lo único que debe hacer es ignorar esas publicaciones.
Cuando estas convencido de que tus ideales son los correctos no tienes que tratar de convencer a nadie de que lo que ellos piensan esta errado o equivocado. porque asì como nosotros estamos seguros que estamos en lo cierto, al igual lo están ellos.
Ignorar es la mejor manera de no dañarnos unos a los otros y vivir pacíficamente en este mundo que ya de por si es tan complicado.


Virginia Pollero

martes, 22 de noviembre de 2016

Soy un poco loca, pero soy YO.




Tengo la dicha de saber bien quien soy y no necesito el beneplácito de nadie para hacer o decir lo que quiero.
Cuando hago algo por los demás, no lo difundo, no lo hago por el reconocimiento de mis semejantes, ni tampoco lo hago en nombre de dios en el cual no creo, lo hago por la persona que lo necesita, pero mas que nada por mi paz interior y de conciencia, por el sentimiento y la alegría de saber que hice lo que debía, lo correcto.
Predico con el ejemplo la sabiduría y experiencia que me dieron y me dan los años vividos.
No me meto en la vida de nadie y no permito que nadie se entrometa en la mía.
Respeto que los demás piensen diferente aunque no lo comparta.
Soy una persona muy feliz siendo como soy y con lo que tengo, no es mucho pero tengo lo mas importante, un esposo , hija y nieta que son excelentes personas y a los que amo mas que a la vida misma, y una familia con la cual no nos vemos muy a menudo pero se que si los necesito están ahí, al pie del cañón prontos para tenderme su mano, al igual que yo y nos queremos incondicionalmente.
Tenemos los mismos valores, humildes,  respetuosos, amamos a los animales, la familia, las plantas y aunque en política, religión y otros temas no todos  pensamos igual, porque como toda persona inteligente cada cual tiene su propia personalidad e ideas, es mucho mas lo que nos une que lo que nos pueda separar, el amor filial es mucho mas fuerte e importante que la religión o la política.
No soy sumisa para nada, cuando alguien me ofende no soy de poner la otra mejilla, reacciono como cualquier persona normal y puedo ser muy hiriente con las palabras, mas que nada cuando se trata de defender a las personas que amo y cuando detecto cualquier injusticia sea con quien sea.
Sì, soy un poco loca, pero soy YO!!!.


miércoles, 26 de octubre de 2016

Carta de un padre a su hijo que esta en la cárcel.

Un anciano italiano vivía solo en New Jersey
el quería plantar su jardín anual de tomates
pero era un trabajo muy difícil para el,
desde que la tierra se había endurecido,
su único hijo, Vincent, quien le ayudaba antes,
estaba en prisión.
el anciano le escribió una carta a su hijo
describiéndole su predicamento:
Querido Vincent,
estoy muy triste, porque parece que no podre
plantar mi jardín de tomates este año,
me estoy haciendo muy viejo y no podre
escavar en el jardín.
yo se que si tu estuvieras aquí mis problemas
se terminarían, y se que tu estarías feliz de
escavar en el jardín por mi,
como en los viejos días.
te ama, Papa
Días después el anciano recibió carta de su hijo
querido Papa,
no escaves en el jardín, ahí es donde están
los cuerpos sepultados.
te ama, Vinnie
A las cuatro de la madrugada del día siguiente
llegaron agentes del FBI y policía local y
escavaron en todo el jardín sin encontrar
ningún cuerpo, se disculparon con el anciano
y se retiraron.
el mismo día el anciano recibió otra carta
de su hijo.
querido Papa
ahora ve y siembra tus tomates,
eso es lo mejor que pude hacer bajo estas circunstancias.
te amo,
Vinnie...

domingo, 16 de octubre de 2016

martes, 27 de septiembre de 2016

Te quiero hermana.









No quiero irme o que te vayas sin decirte que siempre fuiste y sos un ejemplo para mi.
Quiero darte la gracias por ayudarme y defenderme en todos los ordenes de la vida.
Vos tan fuerte y de carácter y yo tan tímida y apocada, mi vida hubiera sido mucho mas difícil
sin tu ejemplo y apoyo.
Hoy que estamos en el cenit de la vida, doy las gracias de que la "la cigüeña, ja ja ja",
me haya dejado en el mismo lugar que estabas vos, no podría haber elegido un lugar
mejor.
Es tan fácil vivir sabiendo que puedo contar contigo en las buenas y en las malas y estar segura que con franqueza me vas decir y dar el mejor consejo que tengas en tu baúl de sabiduría.
GRACIAS, FELIZ CUMPLE, FELIZ VIDA.
TE QUIERO HERMANA.

martes, 13 de septiembre de 2016

sábado, 20 de agosto de 2016

viernes, 19 de agosto de 2016

Me caí del mundo y no sé por dónde se entra (para mayores de 50)



Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco. No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables!
Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo. Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida. Es más ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas.
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. Tiramos absolutamente todo. Ya no hay zapatero que remiende un zapatero, ni colchonero que sacuda un colchón y lo deje como nuevo, ni afiladores por la calle para los cuchillos. De “por ahí” vengo yo, de cuando todo eso existía y nada se tiraba. Y no es que haya sido mejor, es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el “guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo”, pasarse al “compre y bote que ya se viene el modelo nuevo”. Hay que cambiar el auto cada tres años porque si no, eres un arruinado. Aunque el coche esté en buen estado. ¡Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo! Pero por Dios.
Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre. Me educaron para guardar todo. Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir.
Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso a las tradiciones) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes, el primer cabello que le cortaron en la peluquería… ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los trapos de cocina, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos…  ¡¡Guardábamos hasta las tapas de los refrescos!! Los corchos de las botellas, las llavecitas que traían las latas de sardinas.  ¡Y las pilas! Las pilas pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil en un par de usos.
Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡Los diarios! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia, para limpiar vidrios, para envolver. ¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne o desenvolviendo los huevos que meticulosamente había envuelto en un periódico el tendero del barrio! Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer adornos de navidad y las páginas de los calendarios para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos reutilizarlos estando encendida otra vela, y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía “éste es un 4 de bastos”.
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Con el tiempo, aparecía algún pedazo derecho que esperaba a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa. Nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Y hoy, sin embargo, deciden “matarlos” apenas aparentan dejar de servir.
Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de duraznos se volvieron macetas, portalápices y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza y los corchos esperaban pacientemente en un cajón hasta encontrarse con una botella.
Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas.
Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. De la moral que se desecha si de ganar dinero se trata. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne.
No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte en cuanto confunden el nombre de dos de sus nietos, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos en cuanto a uno de ellos se le cae la barriga, o le sale alguna arruga.  Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a mi señora como parte de pago de otra con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que ella me gane de mano y sea yo el entregado.
Eduardo Galeano, escrito uruguayo.

miércoles, 27 de julio de 2016

“No me podría importar menos si van a la universidad”

a típica madre le diría a sus hijos que una vez finalizada la secundaria debería continuar sus estudios en la universidad para poder ser una profesional y desarrollarse mejor en el ámbito laboral. Pero Cathy Brown les recomendó totalmente lo contrario. En una carta que se viralizó rápidamente por las redes, la columnista de un célebre portal de noticias estadounidense les escribió una carta a sus hijos en la que les dice que prefiere que se vayan de mochileros por el mundo después de terminar la secundaria.

La carta completa

"PEQUEÑOS AMADOS MÍOS,
Dejemos algo claro: No me podría importar menos si van a la universidad. De hecho, hay una parte de mi que espera cualquier cosa menos eso después de la secundaria. Personalmente, preferiría que agarraran una mochila e hicieran dedo hasta Siberia, iniciaran un negocio de jabones naturales, fueran de voluntarios a Haití, lo que sea.
Se los digo como una ex obsesionada con ser la más inteligente, como su tía Mandy solía llamarme. Puede que lo encuentren difícil de imaginar ahora, pero en mis tiempos era una desagradable que lograba superar las expectativas y se decepcionaba profundamente si recibía cualquier cosa menos una A+ y una estrella dorada.
Fui a la universidad, conseguí ese papel, y les estoy diciendo de primera mano que no importa una mierda la educación que recibí respecto a mi potencial y valor para la sociedad.
Ustedes son tres de los niños más brillantes, bondadosos, apasionados y burbujeantes que conozco. También son los tres mayores dolores en el trasero que he tenido que criar, con su deseo de cuestionar todo (incluyéndome a mi, cincuenta veces al día), y su feroz independencia que deja claro que no me necesitan tanto -y no cambiaría eso por nada del mundo.
Deseo de aquí a la luna y de vuelta que cuando sean mayores tomen decisiones conscientes para resguardar estas características.
La idea de que se inscriban, solo "porque es lo que deben hacer, para pagar miles de dólares y esperar encajar en un sistema en que su educación está en los confines de una habitación me hace encogerme hasta mi núcleo.
Un lugar en que una pieza de papel y una fiesta al final se supone que deba hacerte sentir como que lograste "valer la pena". Ustedes son más grandes que eso. Por favor reconozcan que sus oportunidades para educarse a sí mismos son absolutamente ilimitadas.
Fui a la universidad para hacer felices a mi papá y a mi mamá, para hacerles sentir que hicieron un buen trabajo criando una chica muy buena. Por favor no decidan ir a la universidad porque creen que me haría orgullosa o feliz. Ya estoy orgullosa.
Si quieren ser algo como un médico o un profesor de primaria, sí, van a tener que ir. Y si quieren ir solo por la experiencia, vayan. Prueben. Vean cómo funciona para ustedes. No es necesario que funcione. Y si van, vayan solo cuando estén listos y entusiasmados, sea eso a los 18, 25 o 53.
Mi único deseo para su educación es éste:
Deseo que hagan cosas aparentemente irracionales pero llevadas adelante por la pasión, como tomar un vuelo a Perú para tratar de encontrar a ese tipo que conociste por 15 minutos en la ruta de bicicleta y al que no puedes sacar de tu cabeza. Espero que les rompan el corazón al menos una vez para que puedan saber qué tan grande es, y qué tan resiliente es.
Espero que se den cuenta de que hay un millón de maneras de apoyarse financieramente y que no les importe una mierda lo que piensen otros de sus opciones profesionales. Si criar cabras o ser un contador o vender cocos en la playa de Indonesia o ser una agente de bienes raíces les hace sentir felices de levantarse cada día para ir a trabajar, rock on. Espero que tengan el auto respeto y las pelotas para renunciar en el momento en que empiecen a sentir que se están muriendo dentro energéticamente.
Espero que aprendan no solo a abrazar, sino celebrar y valorar la espontaneidad. Que hagan otras cosas en su vida por el solo hecho de "¿Por qué diablos no?", esa es una razón completamente válida.
Tomen el auto y hagan ese viaje a Colorado. Ese día. Empaquen un saco de dormir, una caja de chocolates, un cambio de ropa, agarren el dinero para bencina y emergencias y vayan. Vean qué sucede. Pasarán un rato excelente o tendrán una excelente historia. Quizás ambos.
Aprendan a no matar buenas ideas por pensar demasiado. Seriamente, siempre puedes dar la vuelta el auto y deducir dónde devolverte. No aumentemos el drama de la situación.
Deseo que se sientan perdidos y de verdad, de verdad, de verdad asustados e inseguros para que puedan llegar a la bella realización de que tienen el coraje de afrontarlo.
Deseo que nunca estén tan intimidados por sus ídolos como para no hacer lo que necesiten para conocerlos y aprender de ellos. Son personas, también, y pueden aprender tanto de ustedes como ustedes de ellos. Acérquense. Envíenles correos, caminen y digan hola en la pieza.
Mándenles un mensaje en Twitter, conéctense a través de LinkedIn, maldita sea,invítalos por un café o una bebida y busca la disposición de subirte a un avión si eso sucede. Solo aguanta tu cabeza en alto y se tú mismo. Quizás los rechacen (su pérdida), o quizás tengan un nuevo amigo para la vida que solía ser alguien con quienes soñabas despierto.
Espero que nutran un amor por los libros -que lean no porque tienen, sino que quieren. (Ava, espero que en algún momento salgas de las novelas de romance vampiro en algún momento. Solo estoy siendo honesta).
Espero que aprendan a dar la bienvenida a los tiempos difíciles con al confianza y el coraje de un guerrero. Que abran sus ojos a todas las lecciones que esperan entre las experiencias duras que están allí para aprender. Que digan genuinamente "venga", sabiendo que están a punto de salir más fuertes y sabios del otro lado.
Espero que aprendan del placer de cuánta felicidad pueden experimentar al hacer a otras personas felices. No duden en dar flores a la señora gruñona y extraña que se sienta en la banca del parque y que luce como si no hubiese recibido flores hace demasiado tiempo.
Espero que conozcan muchas personas con las que, en un primer minuto, pensarían que no tienen nada en común. Y espero que busquen terreno común cuando los inviten cálidamente a cenar.
Espero que ganen mucho dinero y luego lo pierdan. Y luego descubran cómo ganarlo de nuevo, pero esta vez sabiendo que aunque el dinero hace las cosas más fáciles, no es tan todo poderoso como pensaban que era.
Si pueden verdaderamente lograr completar esta lista, incluso parte de esta lista, en mis ojos son mejores que el 95% de la gente que termina en deudas universitarias por la oportunidad de un "mejor" futuro, un "mejor" sueldo, un "mejor" trabajo, más estabilidad, convenciéndose a si mismos que de alguna forma son más inteligentes que el resto de las personas que no fueron a la universidad.
Si se presionan a sí mismos, si están constantemente sacándose de su zona de confort y disfrutando cada experiencia, buena o mala, como una experiencia de aprendizaje, si continúan cuestionando todo (incluyéndose a ustedes), si tratan de actuar con bondad y conciencia en todo lo que hacen, y si se dejan guiar por ese pequeño sentimiento dentro que les deja saber que están en llamas y felices de estar vivos, estarán bien.
Y cuando ustedes están bien, yo estoy bien.
No busquen solo ser inteligente por libros. No se atrapen en certificados o en lo que la sociedad les dice es lo "correcto". Evolucionen. Sean fieros. Sean fascinantes. Sean un gran pensador fabuloso. Sean absurdos. Sean apasionados.
Y por favor, no lleguen al final de su vida sin historias que contar a sus nietos, de esas que ellos no puedan creer por lo extrañas que parecen. Sepan que hay gran valor, grandes lecciones, en solamente vivir una vida interesante y verdadera para uno mismo, sin importar qué camino te lleve abajo."

sábado, 18 de junio de 2016

Les presento a Frida.

De un día para el otro apareció Frida,
muy tierna, chiquita, de ojos pintados
medio azulados.
Menos al abuelo, nos sedujo a todos,
estamos pendientes de todos sus actos,
y necesidades.
Tenerla limpita, comidas a tiempo, bolsita
caliente y de ves en cuando llenarla de mimos.
Y ella de a poquito se gana al abuelo,
lo sigue al fondo, le tira del pantalón,
llama su atención y aunque el viejito
quiera hacerse el fuerte siempre esta alerta
de que sus hermanos no puedan dañarla.
Los reta y les dice,"no ven que es chiquita".


LES PRESENTO A FRIDA.




miércoles, 15 de junio de 2016

Serà el comienzo del final?



Es noche cerrada
en mi mente cansada,
olvido los nombres,
rostros y palabras.

Debo estar atenta
a toda tarea. pues
suelo olvidarme
de algunas faenas..

Siento en mi cabeza
pájaros volando,
que cuando se marchan
me dejan planeando.

Atesoro cosas
para no perderlas
y cuando las busco
no puedo encontrarlas.

Muchas veces vuelven
raudos a mi mente
recuerdos de antaño
y algunos recientes

Pero como llegan
huyen velozmente
y sin darme tiempo
se van de repente.

Serà que mi mente
me esta desafiando
a seguir luchando
contra este letargo?

Virginia Pollero

.






viernes, 20 de mayo de 2016

Carta de un padre para su hija de 14 años de edad

Durante varios días en Facebook circulaba una publicación de una mujer dedicada a su hija con una lista compuesta de 15 puntos. Muchos la leyeron, le dieron «me gusta» y la compartieron. Sin embargo, se me ocurrió que también tenía algo qué decirle a mi hija.
Puse la lista mencionada arriba y respondí punto por punto. No soy psicólogo. Tampoco soy pedagogo. No soy el mejor padre del mundo pero quiero mucho a mis hijos.
El siguiente texto no es ningún acuerdo acerca de mis intenciones ni tampoco es un memorandum. Puede que algunos puntos no le gusten a alguien. Pero me arriesgaré.

Carta para mi hija de 14 años

1. Jamás te correré de la casa, ni dentro de 3 años, ni dentro de 30.

A los 18 años tendrás muchas opciones: podrás inscribirte en una universidad y te apoyaré todo el tiempo mientras estudias. Por supuesto, me gustaría que participaras en la vida de la familia pero también fui estudiante y recuerdo bien que los cinco años de mis estudios en el instituto no me ganaba nada más que la beca. Pero sobrevivimos y salimos adelante. Y contigo, mi niña, saldremos adelante.
También puedes no inscribirte en ninguna universidad e ir a trabajar. Recuerda, hija, si te dedicas a algo que AMAS, ya sea arte, bailes, canto, ser secretaria, cultivar cactus, cortar el pelo y uñas ajenos, archivar libros en una biblioteca, digitalizar fotos, lo que sea, el dinero será lo último que te preocupará. Pero muy pronto notarás que por el trabajo que realizas con amor y alegría, te pagan un poco más. Y luego te pagarán aún más.
¿Estaré totalmente dispuesto a mantener a una perezosa de 18 años? ¡Por supuesto que no! Yo también soy un egoísta normal. Si vives con nosotros pero no ganas dinero, aporta lo que puedas para ayudar a los demás: limpieza, lavado de ropa, preparación de comida. Pero no te gustará un papel así, ¿verdad? Entonces muy pronto encontrarás un trabajo que te guste. Y sí, el dormitorio que compartes con tu hermana siempre será su dormitorio.

2. Eres muy buena. Eres bonita. Eres inteligente. Eres fabulosa. Eres magnífica.

Solo te he conocido durante 14 años pero ya eres un mundo enorme que creció por su cuenta, ¡aunque también con mi participación! Y puedes llegar a ser mejor, mucho mejor, solo no te detengas y no cambies la dirección. ¡Si has decidido ser una buena persona, adelante! El mundo te recibirá con los brazos abiertos. Y si no, tu optimismo de todas formas triunfará. No temas ser bondadosa y abierta, así te recuperarás más rápido cuando alguien te hiera en el alma.

3. Toda la vida he intentado ser un ejemplo para ti.

Siempre has visto que no miento, no robo, no intento engañar o aprovecharme de nadie, hago honestamente mi trabajo y, sobre todo, lo amo. Pero, lo más importante, y lo sabes desde siempre, es que te amo. Somos diferentes, eres una persona absolutamente independiente (lo vi cuando apenas cumpliste unos meses) y siempre respetaré tu elección y tus valores, y, a cambio, quiero que respetes los míos. Si escucho los Beatles, no me harás mala cara, y yo no te pido que le bajes a Imagine Dragons si la música no les estorba a los vecinos (por cierto, también me gustó esa banda, ¡gracias a ti! ¿O a tu hermana?).

4. Quiero aprender a no esperar nada de ti

Mi papá, tu abuelo, dominó ese arte a la perfección. Me llama por Skype, ve mi rostro con amor profundo y se alegra como niño porque me encontró en línea. Si no puedo hablar con él por más de un minuto, simplemente se pone feliz. Y si encuentro media hora para él, su felicidad no tendrá límites. Ha intervenido en mi vida, sí. Junto con mi mamá me explicaban las ventajas de una educación superior. Deseaban mucho que recibiera un diploma, no importa cuál. «Es mi obligación darte una buena educación, -me decía mi mamá- ¡Y luego haz lo que quieras!»
Heredé el mismo punto de vista. Estudia, gánate tu diploma y luego haz lo que quieras. Pero siempre te responderé si acudes a pedir mi consejo.

5. No me debes nada.

He hecho todo lo que he podido y aún más: trabajé en tres sitios distintos al tiempo; me levanté varias veces por las noches al verte enferma y te llevaba al hospital; en lugar de dormir después de un turno nocturno, paseaba contigo muriéndome del cansancio; te cantaba canciones; escuchaba tus historias de escuela acerca de la amistad y enemistad. Lo hacía y lo sigo haciendo no porque sea mi responsabilidad de padre sino porque te quiero. Sabrá Dios cómo será mi vejez, si es que llegue a esa edad porque cualquier cosa puede pasar, pero la vida sucede aquí y ahora. Hay que disfrutar de cada momento feliz. Cuando inicies tu vida adulta, precisamente los recuerdos sobre estos momentos me llenarán de alegría. Y, por cierto, a ti también. Lo más importante es que conservarás este ambiente en tu familia también, estoy seguro de eso.

6. Tienes un hogar.

Las puertas siempre estarán abiertas para ti. Pase lo que pase, siempre estaré a tu lado si lo necesitas. Te apoyaré y te consolaré, te compadeceré e intentaré ayudarte aún cuando no me lo pidas. Y sí, me estaré metiendo en tu vida. Porque nadie tiene derecho a ofender a mi niña. No le permitiré a nadie que te golpee, insulte o humille. Solo mereces el amor (Santo cielo, ¡y eso dice la persona que acaba de gritarte obligándote a cerrar tu Facebook para que empieces a hacer tu tarea!).

7. Tengo mi propia vida.

Pero dejaré todos mis asuntos por ti, sacrificaré mi comodidad por la tuya. No se puede de otra manera porque te amo. ¿Qué más puedo compartir contigo además del amor? ¿Los cuentos de hadas? Los escuchabas con atención los primeros años de tu vida, y luego también. ¿Las canciones? Te las sabes de memoria.¿Las historias de mi vida y tu infancia? Tal vez. Pero en cualquier caso, quiero que sepas: te quiero. Llámame y ven a la hora que quieras. Juntos resolveremos cualquier problema.

8. Tienes tu vida.

Pero, de todas formas, me entrometo ¿recuerdas? Antes de que te cases, nos presentarás a tu futuro esposo, ¿verdad? En nuestra familia somos abiertos y honestos. Todos los días nos recordamos lo mucho que nos queremos, y quiero que la persona que elijas sea igual. Porque con una persona cerrada y tímida batallarías. Claro, puedes hacer lo que te diga tu corazón y el alma. Pero estoy seguro: nuestra relación familiar es tan profunda que, por supuesto, nos gustará tu elección. Si no, bueno... Tendremos que trabajar en nosotros. No somos los primeros ni los últimos, lo superaremos.

9. En la vida de cada persona aparece alguien que empieza a perjudicarla.

No empieces la batalla, no intentes ganarle. Tarde o temprano estarás en su campo y te ganará: te quitará tu negocio, se apropiará de tu idea, te quitará a tu marido o a tu amiga, te creará problemas en el trabajo o hará que todos los compañeros piensen mal de ti. Recuerda, mi niña: no es porque seas mala. Es porque esas personas no pueden ser felices de otra forma, necesitan una víctima. «Te devorarán» y luego se enfocarán en otro. La única manera de defenderte es distanciarte lo más que puedas.Si sucede algo por el estilo, ven a casa, hablaremos. Y lo arreglaremos.

10. El mundo es muy justo

Cada acto bueno que realices regresará a ti con una decena de hechos positivos.Cada acto malo... Sí, exacto. Los malos actos de personas malas también se les regresan. Sé que a veces saberlo no consuela. Pero el mundo siempre está balanceado, e incluso el desequilibrio más fuerte se arregla muy rápido. Por eso, no le hagas mal a nadie, y tampoco te lo harán a ti. Haz actos buenos y volverán a ti. Intenta no responder a actos malos con lo mismo. Estas personas recibirán el castigo de acuerdo al Juicio Superior. Porque Allá Arriba el equilibrio siempre está en observación.

11. No sabemos con seguridad qué es lo que somos capaces de hacer.

A veces parece que ya no hay fuerzas para nada, y de pronto ¡bum!... aparecen nuevas energías. A veces crees que los problemas sin resolver solo te tocan a ti. No. A mí también me tocaron. Y a tu mamá. ¡A todos! Sufrirás, llorarás y aparecerá una solución. ¡Superarás cualquier problema, mi niña! Y por ahí estaremos para ayudarte. Conmigo sí que puedes comentar tus secretos, ¡no le diré nada a nadie! Todo estará bien.

12. No le impongas tus responsabilidades a los demás. En cuanto seas mayor de edad, solo tú responderás por tus actos.

Pero (te lo vuelvo a repetir) jamás renunciaré a ayudarte, haré lo que pueda porque, desafortunadamente, no me estoy volviendo más joven. Por supuesto, debemos ayudarte, tal y como nos ayudaron nuestros padres. Y a ellos, sus padres. Y a aquellos, sus padres también. Es la costumbre familiar, cariño, no temas. Lo superaremos. Por cierto, de la misma forma ayudarás a tus hijos más adelante. Y ellos, a tus nietos.

13. Calcula. Cada acto tiene sus consecuencias.

Puede ser que no puedas adivinarlo todo. Pero intenta calcular las posibles consecuencias al máximo. Cuanto mejor te imagines tus opciones, más sensata será tu conducta(por cierto, es el único punto que copié del mensaje de aquella mujer que mencioné al principio de esta carta).

14. ¡Pase lo que pase, recuerda lo que te acabo de escribir!

Estos 13 puntos, creo, te harán sentir más segura, te harán saber que tienes una familia que te ama y harán tu vida más tranquila y segura. ¡Vive, mi niña! ¡Sueño con que tu vida sea mejor y más alegre, y estaré feliz si logras que así sea!

​​15. Y otra cosa. Si quieres llorar, ven a casa. Aquí hay muchos hombros para llorar.

¡Siempre ten tu móvil cargado porque en cualquier momento puedo llamarte para recordarte lo mucho que te quiero!
Papá
Publicado con el permiso de autor.
Autor: Oleg Bulga

martes, 10 de mayo de 2016

Amor es...

Amor es confiar en la persona que elegimos para compartir la vida.
Amor es no celar, los celos son falta de seguridad y amor propio.
Amor es sentirse seguro, sin inhibiciones porque sabemos que nos aman como somos.
Amor es respeto, lealtad, compromiso.
Amor sin LIBERTAD no es amor.

sábado, 30 de abril de 2016

Lo mejor que te puede pasar en la vida...

Mi familia completa hace 47 años, empezando de la izquierda de la pantalla.
Mi esposo con el gato, mi hermana menor, mi hermano, su esposa, mi papá en la cabecera de la mesa, mi cuñado (esposo de mi hermana mayor), mi mamá, mi hermana mayor y yo.
La familia unida como debe ser.




Lo mejor que te puede pasar en la vida es nacer en un hogar pobre, donde para salir adelante en la vida debes sacrificarte, usar la imaginación, hacer cosas diferentes, atreverte a hacer trabajos de los que no tenes ni idea de como ejecutarlos, improvisar.
Yo soy una de esas afortunadas, tuve unos padres  ricos en sabiduría, (mucho mas importante que el dinero), nos trasmitieron mucho amor y la seguridad de que siempre estarían ahí para nosotros, somos cuatro hermanos.
Pero para mi, la virtud mas grande que nos enseñaron fue el tener fe en nosotros mismos, el saber que esta en nosotros y solo en nosotros el lograr cualquier cosa que nos propongamos.
Ahora que hace mucho que mis padres se marcharon, le inculco  esos mismos valores a mi hija, mi nieta y a todos los que tengo la chance de hacerles mi perorata.

martes, 26 de abril de 2016

"Cuando ya me haya ido". El profundo mensaje de un padre a su hijo...


La muerte siempre es algo inesperado. Hasta los enfermos terminales esperan no morir hoy. Quizá dentro de una semana, pero no ahora, no hoy.
La muerte de mi padre fue aún más inesperada. Se fue cuando tenía 27 años así como muchos músicos del así llamado "Club de los 27″. Estaba joven, demasiado joven. Mi padre no era ni músico ni alguien famoso. El cáncer no elige a sus víctimas. Se fue cuando yo tenía sólo 8 años y estaba lo suficientemente grande para extrañarlo durante toda mi vida. Si hubiese muerto antes, no me hubiesen quedado recuerdos de él y no sentiría ningún dolor, pero entonces también podría decirse que nunca tuve un padre. Y yo sí lo recuerdo, porque lo tuve, tuve un padre.
Si hubiese estado vivo, hubiese podido alegrarme con sus bromas, hubiese podido besarme la frente antes de que me fuera a dormir. Quizá me hubiese obligado a ser fanático de su equipo de futbol preferido y me hubiese explicado algunas cosas muchísimo mejor que mamá.
Nunca me dijo que moriría pronto. Aún cuando estaba en la cama del hospital, con tubos por todo el cuerpo no me dijo ni una palabra al respecto. Mi papá hacía planes para el próximo año aunque sabía que ya no estaría entre nosotros el próximo mes. El próximo año iríamos a pescar, viajaríamos y conoceríamos lugares en los que nunca habíamos estado. El próximo año sería maravilloso. Ese era nuestro sueño.
Creo que él pensaba que algo así me daría suerte. Hacer planes para el futuro era su forma de mantener la esperanza. Me hizo reír hasta el final. Él sabía lo que debía suceder pero nunca me dijo nada, no quería verme llorar.
Un día mi madre llegó por mí a la escuela de repente y luego fuimos al hospital. El doctor le dio la triste noticia con toda la delicadeza que pudo. Mi mamá se echó a llorar, le quedaba una pequeñísima esperanza. Yo estaba en shock. ¿Qué significaba eso? ¿Acaso no es una de esas enfermedades que los doctores curan? Me sentí traicionado. Grité lleno de ira hasta que entendí que mi papá realmente ya no estaba entre nosotros. Luego también me puse a llorar.
Luego algo ocurrió. Una enfermera con una pequeña caja bajo su brazo se acercó a mí. La caja estaba llena de sobres escritos con notas en lugar de dirección. La enfermera me entregó sólo una de las cartas.

“Tu padre me pidió darte esta cajita. Pasó toda la semana escribiendo estas cartas y quería que hoy leyeras la primera de ellas. Sé fuerte“.
En el sobre estaba escrito: ”Cuando ya me haya ido“. La abrí.
Hijo,
Si estás leyendo esto significa que estoy muerto, Lo siento, yo sabía que eso pasaría.
No quería decírtelo, no quería que lloraras. Fue mi decisión. Creo que una persona que está tan cerca de la muerte tiene derecho a ser un poco egoísta.
Aún me queda mucho por enseñarte, al fin de cuentas no sabes prácticamente nada. Así que te escribí estas cartas. No las abras hasta que llegue el momento indicado ¿vale? Ese será nuestro trato.
Te amo. Cuida de mamá. Ahora eres tú el hombre de la casa.
Con amor, papá.
P.S. No le escribí cartas a tu mamá, ya le dejé el auto.
Su carta enredada y que pude leer con dificultad me tranquilizó y me hizo sonreír. A mi papá se le había ocurrido algo así, tan original.
Esa pequeña caja se convirtió en el objeto más importante del mundo para mí. Le dije a mamá que no la abriera. Las cartas eran para mí y nadie más debía leerlas. Aprendí de memoria lo que estaba escrito en los sobres que me quedaban por abrir. Era cuestión de esperar a que llegara el momento de cada una... y me olvidé de ellas.
Siete años después, luego de que nos mudásemos a un nuevo lugar, no tenía idea de dónde estaba la caja. Sencillamente olvidé dónde podría estar y en realidad no la buscaba. Hasta que ocurrió algo.
Mamá nunca se volvió a casar. No sé por qué, pero quería pensar que mi papá fue el amor de toda su vida. Durante algún tiempo tuvo un novio que no valía nada. Yo pensaba que ella se rebajaba al estar con alguien así. Él no la respetaba. Ella merecía algo mejor que un hombre que conoció en un bar.
Aún recuerdo la bofetada que me dio luego de que yo pronunciara la palabra “bar”. Lo reconozco, lo merecía. Mientras la piel de mi rostro aún estaba hirviendo por el golpe recordé la caja con las cartas y una carta en específico en cuyo sobre se leía ”Cuando tengas la peor pelea con tu madre“.
Busqué por todas partes en mi dormitorio y encontré la caja dentro de un maletín que estaba arriba del armario. Vi los sobres y entendí que olvidé abrir la carta que decía ”Cuando des tu primer beso“. Me odié por eso y decidí abrirla después. Al fin, encontré lo que buscaba.
Vé y pídele disculpas.
No sé qué causó la pelea y no sé quién tiene la razón, pero yo conozco bien a tu madre. Ve y discúlpate, eso es lo mejor que pudes hacer.
Ella es tu madre, te ama más que a cualquier cosa en el mundo. ¿Sabías que ella te dio a luz de forma natural porque alguien le dijo que así sería mejor para tí? ¿Alguna vez has visto cómo da a luz una mujer? ¿Necesitas alguna otra prueba de su amor?
Pídele perdón. Ella te perdonará.
Te ama, tu papá.
Mi papá no era un gran escritor, era un simple empleado de un banco, pero sus palabras tenían una gran influencia en mi. Eran palabras llenas de sabiduría, mucha más que la que yo hubiese podido tener a mis 15 años, como en ese momento.
Fui con prontitud a la habitación de mi mamá, yo estaba llorando cuando ella se dio la vuelta para verme a los ojos. Recuerdo que caminé hacia ella con la carta en la mano. Me abrazó y estuvimos un rato ahí, en silencio.
Nos reconciliamos y hablamos un poco del tema. Era como si él estuviera ahí, sentado junto a nosotros. Mi madre, yo, y una pequeña parte de mi papá, una parte que él nos había dejado a ambos en una hoja de papel.
Pasó algún tiempo antes de que leyera la próxima carta: “Cuando pierdas la virginidad”.
Te felicito hijo.
No te preocupes, con el tiempo todo se pondrá mejor. La primera vez siempre da miedo. Mi primera vez fue con una mujer bastante fea que además era prostituta.

Mi mayor temor era que le preguntáses a tu madre qué es la virginidad luego de que leyeras esa palabra en este sobre.
Con amor, papá.
Mi papá estaba conmigo a lo largo de toda mi vida. Estuvo conmigo sin importar que había muerto hace tiempo. Sus palabras hicieron lo que nadie más hubiese podido: me dieron las fuerzas para superar las numerosas dificultades de mi vida. Siempre supo como hacerme reír cuando alrededor todo parecía una pesadilla y me ayudó a limpiar mi mente en momentos de enojo.
La carta “Cuando te cases“ me inquietó mucho. Pero no tanto como la que decía”Cuando te conviertas en papá“.
Ahora entiendes lo que es el verdadero amor, hijo. Entiendes lo mucho que la amas. Pero en realidad, el verdadero amor es eso que sientes por esa pequeña criatura que está a tu lado. No sé si es un niño o una niña.
Pero.... disfrútalo. El tiempo empezará a transcurrir muy rápidamente, así que más te vale estar cerca. No dejes pasar los momentos, porque nunca regresarán. Cámbiale los pañales, dale baños, sé un ejemplo a seguir. Creo que tienes lo necesario para ser tan buen padre como lo fui yo.
La carta más dolorosa que he leído en mi vida, y también la mas corta fue una de las de mi padre. Estoy seguro que cuando él escribió estas cuatro palabras estaba sufriendo tanto como yo. Me tomó tiempo, pero finalmente abrí el sobre “Cuando tu madre muera”.
Ahora ella es mía.
¡Que gracioso!... Fue la única carta que no puso una sonrisa en mi rostro.

Siempre cumplí mi promesa, por eso nunca leí las cartas antes de tiempo, bueno, a excepción de la carta ”Si te das cuenta que eres gay“. Fue una de las cartas más simpáticas.
¿Qué te puedo decir? ¡Qué bien que estoy muerto!
Ya dejando las bromas a un lado, estando a punto de morir entendí que nos preocupamos mucho por cosas que en realidad no tienen importancia. ¿Crees que algo cambiará, hijo?
No seas tonto, se feliz.
Siempre esperé con ansias el próximo momento, la próxima carta, una lección más que mi padre tendría para mí. Es increíble lo que un hombre de 27 años puede enseñarle a un viejo de 85 como en el que me convertí.
Ahora, postrado en una cama de hospital, con tubos en mi nariz y garganta por culpa de este maldito cáncer, paso mis dedos por el ya descolorido papel de la última carta que me queda por abrir. La frase ”Cuando haya llegado tu hora" apenas y puede leerse en el sobre.
No quiero abrirlo. Tengo miedo. No quiero pensar que mi hora esté cerca. Nadie cree que un día morirá.
Respiro profundo, y abro el sobre.
Hola hijito. Espero que ya estés viejo.
¿Sabes? Esta fue la primera carta que escribí y fue la más fácil de todas. Es una carta que me liberó del dolor de perderte. Creo que la mente se despierta cuando sientes que estás cerca del fin. Es más fácil hablar al respecto.
Estos últimos días aquí he pensado mucho en mi vida. Fue corta pero muy feliz. Fui tu padre y el esposo de tu mamá. ¿qué más podría pedir? Eso me dio paz interior. Ahora haz tú lo mismo.
Mi único consejo: no temas.
P.S: Te extraño mucho
Rafael Zohler:


Si una mujer posee estas 12 cualidades, jamás la dejes ir

Sólo algunas veces en la vida logras encontrar a las mujeres especiales, una de las cuales está destinada a convertirse en ella, la mujer de tu sueño. Tales encuentros siempre son inesperados y rara vez suceden en el momento oportuno, sin embargo la mujer aparece de todas maneras y cambia tu vida para siempre.
La naturaleza nos diseñó de tal manera que permite a dos polos opuestos unirse para formar uno solo. La búsqueda de tu media naranja es un viaje que muchas veces es bastante agotador. Si eres tan suertudo que has encontrado a una mujer que se ha convertido en una flor de belleza extraordinaria en tu árido desierto, aférrate a ella tan fuerte como puedas: jamás la dejes ir.
No todos nos comportamos de manera prudente al conocer el amor de nuestras vidas y, créeme, con el paso del tiempo muchos se arrepienten de ello. Si una mujer combina en sí estas 12 cualidades, nunca dejes que se vaya.

Es más inteligente que tú

Todo hombre necesita una mujer inteligente, que le ayude a ir por la vida. Se dice que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Y eso es cierto. Sin una mujer el hombre no es nada más que un egoísta común y corriente. Si una mujer inteligente entra en su vida, tendrá sentido, dirección y sabiduría para no echar a perder su existencia.

Es bella

La belleza está en los ojos del espectador: mientras la veas increíblemente bella (según tu gusto), aférrate a ella. Sé que en nuestra época existen aquellas personas que le dan demasiada importancia a la belleza exterior, y aquellas quienes, al contrario, se rebelan en contra de este concepto y no le dan importancia al aspecto físico de una persona. La belleza es aquello que deleita a la gente desde que tenemos la habilidad de ver; no es algo que debe avergonzarte; sin embargo, es algo que debemos valorar adecuadamente.

Es buena y cariñosa

Las buenas personas son seres bondadosos. Si ella no lo es, no vale la pena tenerla en tu vida. Para una mujer, la habilidad de cuidar de los demás y mostrar cariño es muy importante. Algunas simplemente no quieren tener hijos. En algunas relaciones el hombre es más cariñoso que la mujer. Sin embargo, todas las mujeres tienen instinto maternal. Si un día quieres crear una familia, debes estar seguro de que encontraste a la mujer que quiera (y es apta para ello) ser madre.

Ella es enérgica

De vez en cuando la vida es complicada. También puede ser aburrida y monótona. Las mujeres no están creadas para entretener al hombre. Más bien es al revés. Sin embargo, con aquella mujer que es enérgica, activa y dispuesta a buscar aventuras, te sentirías más feliz.

Te ama con toda el alma

Sin duda, esta es la cualidad más importante. Cuando una mujer te ama, lo hace con todo el corazón. Los hombres amamos de otra manera, somos más egocéntricos. Las mujeres tienen la habilidad de dedicarse por completo a aquellas personas que ama. Si encontraste a una mujer que realmente te ama, encontraste el regalo más grande que te puede hacer el universo.

Es capaz de buscar compromisos

Toda la gente es obstinada. Nos gustan las cosas como son, y no nos gusta realizar cambios que consideremos innecesarios. Sin embargo, las relaciones se basan en la habilidad de buscar un compromiso. Si quieres tener una relación, debe ser de esta manera. Encontrar a una mujer que tiende a buscar acuerdos, es sólo una mitad del asunto. Porque tú también debes estar en la capacidad de llegar a un acuerdo con ella.

Ella crea la comodidad del hogar

Amar, y amar profundamente, significa encontrar tu lugar en este mundo, y formar tu propio hogar. Significa que estás precisamente ahí donde deberías estar, y que no necesitas ir a ningún otro lado. Si miras en sus ojos y ves el reflejo de tu alma, quiere decir que estás en casa. No te vayas a ningún otro lado.

Le da gusto decirte que estás equivocado

Cada hombre necesita a la mujer que lo saque de esta tontería. Los chicos tenemos una tendencia extraña a tomar decisiones equivocadas y cometer actos estúpidos. El hecho de encontrar a una mujer que te ayude a seguir tu camino y que te diga dónde estás mal, puede mejorar o darle un giro a tu vida.

Es fuerte pero femenina

Cada quien tiene su gusto para las mujeres, sin embargo, todas son una combinación de fuerza y feminidad. Una mujer fuerte es un socio que necesita cada hombre. Una mujer femenina es... bueno, es una mujer. Estas dos cualidades no son opuestas. Muchas veces combinan a la perfección: una mujer se sabe valorar y al mismo tiempo es orgullosa de haber nacido mujer.

Es apasionada

Una vida llena de pasión vale la pena vivirla. Sin embargo, vivir una vida apasionada en soledad es simplemente imposible. La pasión surge entre dos organismos vivos, incluso entre dos individualidades. La pasión es hermosa porque es «contagiosa». Es el «patógeno» más deseable en el mundo.

Es buena ama de casa

Entiendo que algunos hombres buscan a una mujer que esté siempre en casa. También entiendo que hay muchas mujeres que sueñan con lo mismo. Este tipo de mujeres no es para mí, pero muchas veces es el que más se busca. Si a ella le gusta ser ama de casa, cocinar, limpiar y cuidar de los hijos, asegúrate de que ella es precisamente el tipo de mujeres que se realiza al máximo siendo ama de casa.

Significa todo para ti

A veces amamos con locura a alguien y no podemos explicar por qué. Sinceramente hablando, no necesitas una razón. Si la amas y no puedes imaginar tu vida sin ella, no la dejes ir. Si significa tanto para ti, debes darte cuenta de eso. Muchas veces las personas no se dan cuenta de lo mucho que significa otra persona para ellas hasta que la pierden. Siempre pensamos que habrá una segunda oportunidad, que tal vez un día volveremos a estar juntos.
Tal vez. Pero puede suceder todo lo contrario. Puede que la pierdas para siempre. Y luego te arrependirás durante muchos años porque dejaste ir a la persona más importante en tu vida. No te arriesgues.
AutorPaul Hudson