sábado, 29 de noviembre de 2014

Siempre te das cuenta tarde....

Foto: Después de la lluvia hacíamos barcos de papel con mi hermano y los poníamos a navegar... ¡era genial! Cada momento encierra milagros si todavía sabemos disfrutarlos.

Siempre te das cuenta tarde, con el pasar de los años te das cuenta que la felicidad siempre estuvo contigo, hasta en los momentos mas difíciles de tu vida porque sacas enseñanzas para hacer de tu existencia algo maravilloso.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Marcos y Mosés




Marcos nació en una familia de siete hermanos. Su madre tuvo un parto difícil, pero gracias a la ayuda médica nació sin ninguna tara. Mosés también tiene siete hermanos. Durante el embarazo, su madre tuvo problemas y él nació con un pulmón oprimido que ahora le impide respirar con facilidad. Mosés nació ayudado por su tía y su abuela, expertas ganaderas.

Marcos disfruta de una alimentación sana y equilibrada. Come verduras, carne, pescado, hierro, fósforo, hidratos de carbono...A Mosés se le cayeron los dientes debido a la desnutrición.

La comida preferida de Marcos es el pollo, y el jamón serrano. Mosés no lo ha probado nunca, pero seguro que le gustaría.

Marcos tiene un abrigo de cuadros para los días de frío. Mosés tiene más suerte, porque en su país casi nunca hace frío y no necesita ropa. Es una suerte doble, porque aunque la necesitara tampoco la tendría.

Marcos sale de su casa para ir a jugar al parque y dar un paseo. Mosés siempre está fuera de casa.

Marcos no conoce a su padre y no sabe dónde está. Mosés tampoco lo conoce, pero sabe que murió en la guerra, aunque no contra quién luchaba.

Marcos no irá nunca al colegio ni aprenderá a leer. Mosés tampoco.

La esperanza de vida de Marcos es de unos 20 años. La de Mosés es mayor, pero él quizá no llegue a cumplir los 20.

Marcos es un setter irlandés. Mosés, un niño africano.



Carmen Posadas - Autogestión
(Tomado de www.solidaridad.net)

MARCOS Y MOSÉS

jueves, 27 de noviembre de 2014

Cuanta verdad!!!!

Amor de lejos....


Un soldado español destinado en Irak recibe una carta de su novia desde Madrid. La carta decía lo siguiente: 

'Querido Alberto. 

Ya no puedo continuar con esta relación. La distancia que nos separa es demasiado grande. Tengo que admitir que te he sido infiel dos veces desde que te fuiste y creo que ni tu ni yo nos merecemos esto, lo siento. 

Por favor devuélveme la foto que te envié. 
Con amor. Sofía.' 

El soldado, muy herido, le pidió a todos sus compañeros que le regalaran fotos de sus novias, hermanas, amigas, tías, primas, etc. 
Junto con la foto de Sofía incluyó todas esas otras fotos que había recolectado de sus amigos. 

Había 57 fotos en el sobre y una nota que decía : 

'Querida Sofía. 
Perdóname, pero no puedo recordar quién coño eres. Por favor, busca tu foto en el paquete y me devuelves el resto.' 

MORALEJA: 
Aún derrotado... hay que SABER salir airoso ante situaciones difíciles de asimilar.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

El árbol de manzanas...




Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope y el le daba sombra. El amaba al árbol y el árbol amaba al niño. 

Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y el nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol. 

Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste: 
"¿Vienes a jugar conmigo?" pero el muchacho contestó "Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos". 
"Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero... Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes". 
El muchacho se sintió muy feliz. 
Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz. 

Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste. 

Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó: 
"¿Vienes a jugar conmigo?" "No tengo tiempo para jugar. Debo de trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos. 
¿Puedes ayudarme?"... " Lo siento, pero no tengo una casa, pero...tú puedes cortar mis ramas y construir tu casa". 
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario. 

Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado. "Vienes a jugar conmigo? le preguntó el árbol. El hombre contestó "Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?". El árbol contestó: "Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz". El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo. 

Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: "Lo siento mucho, pero ya no tenga nada que darte ni siquiera manzanas". El hombre replicó "No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar...Por ahora ya estoy viejo". 
Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo, "Realmente no puedo darte nada.... la única cosa que me queda son mis raíces muertas". Y el hombre contestó: "Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar. 
Estoy tan cansado después de tantos años". "Bueno,las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa". 

El hombre se sentó junto al árbol y este feliz y contento sonrió con lágrimas. 


Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros padres. Cuando somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá... 

Cuando crecemos los dejamos .....sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o estamos en problemas... No importa lo que sea, ellos siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices. Tú puedes pensar que el muchacho es cruel contra el árbol, pero es así como muchos de nosotros tratamos a nuestros padres... 

Valoremos a nuestros padres mientras los tengamos a nuestro lado y si ya no están, que la llama de su amor viva por siempre en tu corazón y su recuerdo te dé fuerza cuando estás cansado...
 

martes, 25 de noviembre de 2014

La historia del lápiz


El niño miraba al abuelo escribir una carta. En un momento dado, le preguntó:
–¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto:
–Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial.
–¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!
–Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en él cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán de ti una persona por siempre en paz con el mundo. Primera cualidad: puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe la concienza que guía tus manos, debes siempre  actuar de manera correcta para nunca tener que arrepentirte de lo que sea que hagas o escribas.
Segunda: de vez en cuando necesitas dejar de escribir y usar el sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final está más afilado. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque te harán mejor persona, mas fuerte y sensible.
Tercera: el lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
Cuarta: lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre de lo que sucede en tu interior.
Finalmente, la quinta cualidad del lápiz: siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará trazos, e intenta ser consciente de cada acción.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Salir a la vida...


Mi mamá era hija de una pareja de Entre Ríos. Nació y creció en el campo entre animales, pájaros y flores. Ella nos contó que una mañana, mientras paseaba por el bosque recogiendo ramas caídas para encender el fuego del horno, vio un capullo de gusano colgando de un tallo quebrado. Pensó que sería más seguro para la pobre larva llevarla a casa y adoptarla a su cuidado.
Cuando llegó, la colocó bajo una lámpara para que le diera calor y la arrimó a una ventana para que el aire no le faltara. Durante las siguientes horas, mi madre permaneció al lado de su protegida esperando el gran momento. Después de una larga espera, que no terminó hasta la mañana siguiente, la jovencita vio cómo el capullo se rasgaba y una patita pequeña y velluda asomaba desde dentro.
Todo era mágico y mi mamá nos contaba que tenía la sensación de estar presenciando un milagro. Pero, de repente, el milagro pareció volverse tragedia. La pequeña mariposa parecía no tener la fuerza suficiente para romper el tejido de la cápsula que la envolvía. Por más que hacía fuerza, no conseguía salir por la pequeña perforación de su casita efímera.
Mi madre no podía quedarse sin hacer nada. Corrió hasta el cuarto de las herramientas y regresó con un par de pinzas delicadas y una tijera larga, fina y afilada que mi abuela usaba en el bordado. Con mucho cuidado de no tocar al insecto, fue cortando una ventana en el capullo para permitir que la mariposa saliera de su encierro.
Después de unos minutos de angustia, la pobre mariposa consiguió dejar atrás su cárcel y caminó a tumbos hacia la luz procedente de la ventana.
Cuenta mi madre que, llena de emoción, abrió la ventana para despedir a la recién llegada, en el que sería su vuelo inaugural. Sin embargo, la mariposa no salió volando, ni siquiera cuando con la punta de las pinzas la rozó suavemente. Pensó que estaba asustada por su presencia y la dejó junto a la ventana abierta, segura de que no la encontraría al regresar.
Después de jugar toda la tarde, mi madre entró de nuevo a su cuarto y encontró junto a la ventana a su mariposa inmóvil, las alistas pegadas a su cuerpo, las patitas tiesas hacia el techo. Mi mamá siempre nos contaba con qué angustia fue a llevar el insecto a su padre, a contarle todo lo sucedido y a preguntarle qué más podía haber hecho para ayudarla. Mi abuelo, que parece ser que era uno de esos sabios casi analfabetos que andan por el mundo, le acarició la cabeza con dulzura y le dijo que no había nada más que debiera haber hecho, que en realidad la buena ayuda hubiera sido hacer menos y no más.
Las mariposas necesitan de ese terrible esfuerzo que les significa romper su prisión para poder vivir, porque durante esos instantes, explicó mi abuelo, el corazón late con muchísima fuerza y la presión que se genera en su primitivo árbol circulatorio inyecta la sangre en las alas, que así se expanden y la capacitan para volar.

La mariposa que fue ayudada a salir de su caparazón nunca pudo expandir sus alas, porque mi mamá no la había dejado luchar por su vida. Mi mamá siempre nos decía que, muchas veces, le hubiese gustado aliviarnos nuestro camino, pero entonces recordaba a su mariposa y prefería dejarnos inyectar nuestras alas con la fuerza de nuestro propio corazón.


Jorge Bucay


"No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas" Louis Pasteur.
"En la vida y de la vida no hay que esperar nada, sino que en "la vida" hay que ir al encuentro de todo"