Alberto Soler Sarrió es psicólogo licenciado en Valencia, España, y en los últimos días logró que un artículo suyo sobre género provocara una profunda reflexión y se volviera un éxito "viral" en las redes sociales.
El título ''Yo no ayudo a mi mujer con los niños ni con las tareas de casa'' llamaba la atención a primera vista y podría considerarse polémico, pero el desarrollo de la reflexión deja bien clara la posición del profesional.
El disparador fue un comentario que "un par de señoras" le hicieron en el supermercado cuando fue de compras con sus dos hijos de 15 meses. "Hay que ver lo que ayudan ahora los hombres a sus mujeres con los hijos", fue lo que dijeron las mujeres a Soler, que como "se hacía tarde para comer" se limitó a "sonreír, agradecer y seguir a casa".
Pero aunque eso fue lo que hizo, reconoció que es una de las escenas que lo animan a "provocar un poco" y sacar su lado "más feminista".
"¿Que qué le habría dicho a estas señoras? Probablemente, como en otras ocasiones, les habría respondido con un 'disculpe señora, pero no, ni ayudo ni pienso ayudar a mi mujer con los hijos'. Y pasaría a explicarle cuál es mi punto de vista al respecto", escribió.
"Antes de tener hijos yo nunca he sido de esas parejas o maridos que ayudan a su mujer con las tareas de casa. Pero es que mi mujer tampoco me ha ayudado nunca. Y cuando llegaron los hijos las cosas siguieron más o menos igual: ni le he ayudado con la casa ni ahora con los hijos. Habrá alguno que aún no haya pillado de qué va la cosa y esté pensando maravillas sobre mí y apiadándose de mi mujer (¡pobrecita, menudo le ha tocado!). No, yo no ayudo a mi mujer con los niños porque no puedo ayudar a alguien con algo que es mi entera responsabilidad", continuó.
"Los hijos, al igual que las tareas domésticas, no son el patrimonio de nadie: ni pertenecen a la mujer ni pertenecen al hombre. Son responsabilidad de ambos. Por este motivo me llega a ofender cuando, de modo muy bienintencionado (soy consciente) me halagan con 'lo mucho que ayudo a mi mujer'. Como si no fueran mis hijos o no fuera mi responsabilidad. Hago, con mucho esfuerzo y mucho gusto ni más ni menos que aquello que me corresponde. Al igual que mi mujer. Y por mucho que me esfuerce nunca podré llegar a hacer tanto y tan bien como hace ella", concluyó su punto.
Soler argumenta en su artículo que la sociedad sigue teniendo un modelo de familia patriarcal que consiste en un "reparto de tareas" bien definido: el hombre provee y la mujer gestiona el hogar, hijos incluidos.
"En un momento en el que tenemos esta igualdad de roles entre hombre y mujer, asumir de facto que los hijos son responsabilidad de ellas es un vestigio del pasado. Hoy en día hombre y mujer se reparten (o deberían hacerlo) de modo equilibrado aquellas tareas que les atañen a ambos, como la casa y los hijos. ¿Y qué es 'de modo equilibrado'? Ese equilibrio no implica en (casi) ningún caso un reparto 50-50, sino más bien una adaptación flexible entre la disponibilidad de los miembros de la familia y las tareas que se requieren. Pensemos por ejemplo, qué injusto sería un reparto de tareas 50-50 en un caso en el que la mujer llegara a casa a las 20:00 después de 12 horas de trabajo, y su pareja llevara desde mediodía en casa. Un reparto 'mitad tú, mitad yo' sería tremendamente injusto. E igual a la inversa", comentó.
"Quiero que mis hijos crezcan sin saber si planchar es cosa de hombres o de mujeres. Que no sepan si los baños son cosa de su padre o de su madre. Que no asocien la cocina con el feudo de nadie, ni tampoco la aspiradora, doblar ropa u ordenar los armarios. Que acudan con más o menos igual frecuencia a uno o a otro para dormir, para contar sus confidencias, para jugar o para enfadarse. Que no haya un 'jefe' de la casa sino que todos convivimos del modo más feliz posible", concluyó.
Montevideo Portal
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