jueves, 30 de julio de 2015

La señora del super.



Un hombre estaba haciendo la compra en el supermercado, cuando notó que una viejecita le seguía por todos los sitios. Si él paraba, ella paraba, además de quedársele mirando.
Por fin, camino de la Caja, ella se atrevió a hablarle y volviéndose le dijo;
-Espero no haberle incomodado; es sólo que usted se parece mucho a mi hijo que falleció recientemente.
El joven con un nudo en la garganta, le dijo que estaba bien, que no había problema.
-Sé que lo que le voy a pedir es algo poco común, pero si usted me dijera ‘Adiós mamá’ cuando me vaya del supermercado, me haría tan feliz…

El joven sabiendo que era un gesto que llenaría el corazón y el espíritu de la viejecita, accedió.
Entonces, mientras la viejita pasaba por la caja registradora se volvió y sonriendo, con la mano le dijo:
-¡ADIÓS HIJO!
Y él lleno de amor y ternura le respondió efusivamente:
-¡ADIÓS MAMÁ!

El hombre, satisfecho por haberle dado un poco de alegría a la viejecita, fue a pagar su compra.
-Son 423,85 euros- le dijo la cajera.
-¿Por qué tanto? si sólo llevo cinco cosas.

Entonces la cajera dijo:
-Si, pero su MAMÁ indicó que usted pagaría sus cosas también.

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