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Fundacion Manantiales Uruguay
La carta que tu hijo adolescente no te puede escribir
Querida Mamá, querido Papá:
Esta es la carta que yo quisiera poder escribirte.
En este momento estamos en una lucha; una lucha compuesta de peleas, silencios y reclamos. Yo necesito ésta lucha.
No te lo puedo decir porque no tengo las palabras para hacerlo y si te explicase no tendría sentido alguno. Pero necesito esta lucha, la necesito desesperadamente. Necesito odiarte ahora y necesito que tú sobrevivas a mi odio y al odio que en ocasiones sientes por mí. Necesito esta lucha aunque la odio a ella también. No importa de qué se trata ésta lucha: mi hora de llegada, mi tarea, la ropa sucia, mi cuarto desordenado, el salir, el quedarme en casa, el novio, la novia, no tener amigo o tener los que son mala influencia. No importa el tema, yo necesito luchar contigo y necesito que tú también luches.
Desesperadamente necesito que sostengas el otro lado de la cuerda; que la sostengas con mucha fuerza mientras yo la latigueo del otro extremo, mientras encuentro cómo sostenerme en éste nuevo mundo al que estoy entrando, mientras encuentro mi lugar y mi identidad en él.
Antes yo sabía quién era, quién eras tú, quienes éramos nosotros, pero ahora no lo sé. Ahora estoy buscando mis contornos y a veces la única forma de encontrarlos es provocándote. Cuando empujo todo lo que antes sabía, encuentro mi contorno, y es ahí donde siento que existo y por un minuto… puedo respirar. Sé que añoras al niño (a) que fui, y a veces esa añoranza es demasiado dolorosa para mí. Y sé que para ti.
Yo necesito esta lucha y necesito ver que no importa que tan malos o grandes sean mis sentimientos, no te van a destruir, ni a mí. Necesito que me ames aún en mis peores momentos, aún cuando parece que yo no te amo. Necesito que te ames y me ames por los dos ahora. Sé que es horrible que a alguien no le caigas bien y que te etiqueten de malo. Yo me siento por dentro de la misma manera, pero yo necesito que tú lo toleres y que busques la ayuda de otros adultos, porque yo no puedo ahora. Si quieres puedes hablar mal de la situación a mis espaldas, lo necesitas, pero por favor, no me des por perdido, jamás te rindas por más que yo lo provoque. Te lo suplico.
Esta es la lucha que me enseñará que mi sombra no es más grande que mi luz. Esta lucha me enseñará que los sentimientos malos u oscuros no significan el término de una relación. Esta lucha me enseñará a escucharme, aún cuando pudiera decepcionar a los demás. Esta lucha me enseñará lo que necesito saber para mi vida futura.
Yo sé que no hay satisfacción inherente en éste trabajo tuyo de ser padre/madre y lo más seguro es que ni siquiera te agradeceré por hacerlo o que recibirás algún reconocimiento por mi parte (por lo menos no por ahora). Muy por el contrario, probablemente te criticaré por todo el trabajo difícil que realizas y me parecerá que nada de lo que hagas es suficiente; y aún así, cuento enteramente con tu habilidad de mantener esta lucha. NO importa cuánto te discuta, NO importa cuánto te insulte. NO importa qué tan silenciosa sea mi lucha. Por favor no sueltes el otro lado de la cuerda; no dudes que estás haciendo el trabajo más importante que alguien pudiera hacer por mí en éste momento y para toda mi vida.
Y esta lucha en particular llegará a su fin, te lo prometo. Como cualquier tormenta, se calmará. Y yo olvidaré y tú olvidarás.
Y regresaré.
Y regresaré.
Y necesitaré que tú tomes la cuerda de nuevo. Yo necesitaré de ti del otro lado cuando esto termine y por muchos años más, por todos los que viva, aunque cada vez de manera distinta.
Y nos reiremos y te amaré más que nunca por haberte y haberme sostenido.
Con amor y devoción,
Tu hijo adolescente.
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