José siempre estaba alegre y tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba cómo le iba, respondía: “Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo”.
Era un gerente único. Varias camareras lo habían seguido de un restaurante a otro por su actitud. Era un motivador natural. Si un empleado tenía un mal día, José estaba allí para ayudarle a encontrar el lado positivo de la situación.
Este estilo me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a José y le pregunté:
Anónimo, versión de Enrique Mariscal
Era un gerente único. Varias camareras lo habían seguido de un restaurante a otro por su actitud. Era un motivador natural. Si un empleado tenía un mal día, José estaba allí para ayudarle a encontrar el lado positivo de la situación.
Este estilo me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a José y le pregunté:
- No lo entiendo. No se puede ser una persona positiva todo el tiempo, ¿cómo lo hace?
- Cada mañana me despierto y me digo: “Tienes dos opciones hoy; puedes elegir estar de buen humor, o de mal humor”. Opto por estar de buen humor. Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Prefiero aprender de ello. Cuando alguien viene para quejarse, acepto su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo señalarle el lado positivo de la vida.
- Sí claro; pero no es tan fácil -protesté.
- Sí, lo es -dijo-. Todo en la vida gira en torno a las elecciones. Cuando quitas lo demás, cada situación es una opción. Eliges cómo reaccionas, cómo la gente afectará a tu estado de ánimo; tú eliges estar de buen humor o de mal humor. En resumen: tú eliges cómo vivir la vida.
- Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo.
- ¿Qué pensaste en el momento del asalto?
- Lo primero que vino a mi mente fue que debía de haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el suelo recordé que tenía dos opciones: podía vivir o podía morir. Elegí vivir.
- ¿No sentiste miedo?
- Los médicos fueron contradictorios. No dejaban de decirme que me pondría bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en sus caras me asusté… Podía leer en sus ojos: “¡Es hombre muerto!”. Supe entonces que debía hacer algo…
- ¿Qué hiciste?
- Bueno… uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo, y, respirando profundamente, grité: “¡Sí, a las balas!”. Mientras reían dije: “Estoy escogiendo vivir… opérenme como si estuviera vivo, no muerto”.
Anónimo, versión de Enrique Mariscal
No hay comentarios:
Publicar un comentario