Desacelera tu paso. ¿A dónde vas con tanta prisa? Respira profundamente… Deja de preocuparte por todo ¿Los problemas se arreglan preocupándote por ellos o actuando sobre ellos? Actúa pero desde la calma, desde el silencio, desde el bienestar, desde la comprensión, desde la conciencia, desde un estado de meditación, desde la no mente.
Entonces… y sólo entonces, vendrán los resultados positivos. Intenta vivir más tranquilamente. Conviértete en la pluma que flota en las aguas frescas del sereno lago.
Autor: Jorge Álvarez Camacho
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