sábado, 7 de febrero de 2015

REFLEXIÓN SOBRE LA RIQUEZA

Estoy reflexionando y pensando porque hay tanta gente que teniendo bastante edad, hablo de sesenta en adelante, y sabiendo que ya están en la recta final de la vida siguen empecinados en ahorrar su dinero viviendo con carencias; privándose hasta de los gustos menos costosos como una comida que les gusta, una salida a algún lugar donde les gustaría ir,etc. ¿Me pregunto?, ¿piensan que son inmortales?, ¿o simplemente no piensan?. Quizás, si tienen hijos lo hacen para dejarle a ellos todo lo que puedan, para mi lo mejor que les podemos dejar a nuestros hijos es una buena educación y dejar que ellos forjen su propio futuro como lo hicimos nosotros, ya que el dinero habido fácilmente en vez de ayudarlos a ser personas responsables los hace inútiles y a no apreciar el sacrificio de tener que ganarlo. No se, quizás la que esta equivocada soy yo, pero la verdad es que solo quiero tener las comodidades necesarias para vivir dignamente, eso de acumular riquezas no es lo mio. Los años que me queden de vida quiero vivirlos tranquila, haciendo lo que me guste, comiendo lo que se me antoje, yendo a donde quiera, en dos palabras SIENDO FELIZ.

jueves, 5 de febrero de 2015

AMOR DE MADRE...

De niños creemos que mamá todo lo puede, que no siente cansancio, que no sufre… esa imagen que guardamos de ella con el tiempo no coincide con la que vemos cuando pasan los años… Entonces descubrimos que mamá también sufre, se cansa, está triste, no tiene fuerza, calla ocultando el dolor… La vemos como un héroe sobrevivir a grandes tragedias, llevarnos de la mano conteniéndonos y mostrándonos la vida siempre del lado más bello… De niños no entendemos sus lágrimas… de adultos nos preocupan… o no las comprendemos… Así como nosotros necesitamos tantas veces de la protección de esos brazos fuertes, de la comprensión de nuestros gestos o de nuestros silencios, de nuestro dolor… ella también nos necesita… Por eso debemos detenernos y observarla… abrazarla y hacer que sienta que estamos allí… que nos importa, que es valiosa… y de esta forma regresaremos a ella el más hermoso sentimiento que nos enseñó, el sentimiento que lleva paz y tranquilidad en los momentos difíciles de la vida, el que nos contiene, el que minimiza el dolor, el que nos hace luchar por nuestros sueños e ideales… pero por sobre todo nos enseña a dar sin pedir nada a cambio: El Amor.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Querida cutie pie. Algo que debemos decirle a nuestras hijas.






Recientemente, tu madre y yo estábamos buscando algo en Google. A la mitad de escribir la pregunta, Google nos mostró una lista con las búsquedas más populares en el mundo. La búsqueda más popular en la lista era 'Cómo mantenerlo interesado'. Me sorprendió. Revisé varios artículos de la incontable cantidad que aparecieron acerca de cómo ser sexy y sexual, cuándo llevarle una cerveza en vez de un sándwich y las formas de hacerlo sentir más inteligente y superior. Me enfurecí. Pequeña, esto no es, nunca ha sido y nunca será tu trabajo -'mantenerlo interesado'. Pequeña, tu única tarea es saber muy dentro de tu alma -en ese lugar inquebrantable que no se transforma por el rechazo, la pérdida o el ego- que tú eres digna de interés. (Si puedes recordar que todos también son dignos de interés, estarás por ganar la batalla de tu vida. Pero esa es otra carta para otro día.) Si puedes estar segura de que vales en este sentido, serás atractiva en la manera más importante del mundo: atraerás a un chico que sea digno de tu interés y que también querrá pasar su vida invirtiendo todo su interés en ti. Pequeña, quiero decirte algo acerca del hombre que no necesita que lo mantengan interesado, porque él sabe que tú eres interesante: No me importa que ponga los codos en la mesa -siempre y cuando él ponga sus ojos en la manera en que tu nariz se frunce cuando sonríes. Y que luego no puede dejar de ver. No me importa si no puede jugar golf conmigo -siempre y cuando él pueda jugar con los hijos que le des y disfrute todas las formas gloriosas y frustrantes en las que se parecen tanto a ti. No me importa que no persiga el dinero -siempre y cuando él persiga su corazón y siempre lo lleve de vuelta a ti. No me importa si es fuerte -siempre y cuando él te dé espacio para ejercitar la fuerza que hay en tu corazón. No me podría importar menos si vota -siempre y cuando se levante cada mañana y te elija un lugar de honor en tu casa y un lugar para venerarte en su corazón. No me importa el color de su piel -siempre y cuando él pinte el lienzo de sus vidas con pinceladas de paciencia, sacrificio, vulnerabilidad y ternura. No me importa si fue educado en esta religión o en otra o en ninguna -siempre y cuando haya sido educado para valorar lo sagrado y para saber que cada momento de la vida y cada momento que pase contigo es algo profundamente sagrado. Al final pequeña, si te topas con un hombre como ese y parece que él y yo no tenemos nada en común, en realidad tendremos en común lo más importante: Tú.

martes, 3 de febrero de 2015

Llega un momento...

Sumisas nunca, ante nada ni ante nadie.


La carreta vacía.







Caminaba con mi padre, cuando se detuvo en una curva y, después de un pequeño silencio, me preguntó:
¿Oyes algo más que el cantar de los pájaros?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después, le respondí: Sí, es el ruido de una carreta.
Eso es. Una carreta vacía - me dijo.
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la hemos visto?, pregunté a mi padre.
Entonces, una vez más, me mostró su sabiduría: Es muy fácil darse cuenta: "Cuánto más vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace."
Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y tratando con superioridad a los demás... O a aquellos, que no pueden estar, sin el estímulo de parlantes o de un televisor, que impiden todo tipo de diálogo, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:
"Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace" Y a la vez: "cuánto se regocija el corazón, cuando vemos pasar una carreta repleta de carga preciosa, silenciosa, plena”.

lunes, 2 de febrero de 2015

El nudo en la sábana...


En una junta de padres de familia de cierta escuela, la Directora resaltaba el apoyo que los padres deben darle a los hijos. También pedía que se hicieran presentes el máximo de tiempo posible.
Ella entendía que, aunque la mayoría de los padres de la comunidad fueran trabajadores, deberían encontrar un poco de tiempo para dedicar y entender a los niños.
Sin embargo, la directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó, en forma humilde, que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana.
Cuando salía para trabajar era muy temprano y su hijo todavía estaba durmiendo.
Cuando regresaba del trabajo era muy tarde y el niño ya no estaba despierto.
Explicó, además, que tenía que trabajar de esa forma para proveer el sustento de la familia.
Dijo también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba redimirse yendo a besarlo todas las noches cuando llegaba a su casa y, para que su hijo supiera de su presencia, él hacía un nudo en la punta de la sábana.
Eso sucedía religiosamente todas las noches cuando iba a besarlo.
Cuando el hijo despertaba y veía el nudo, sabía, a través de él, que su papá había estado allí y lo había besado. El nudo era el medio de comunicación entre ellos.
La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando constató que el hijo de ese padre, era uno de los mejores alumnos de la escuela.
El hecho nos hace reflexionar sobre las muchas formas en que las personas pueden hacerse presentes y comunicarse con otros.
Aquél padre encontró su forma, que era simple pero eficiente. Y lo más importante es que su hijo percibía, a través del nudo afectivo, lo que su papá le estaba diciendo.
Algunas veces nos preocupamos tanto con la forma de decir las cosas que olvidamos lo principal que es la comunicación a través del sentimiento.
Simples detalles como un beso y un nudo en la punta de una sábana, significaban, para aquél hijo, muchísimo más que regalos o disculpas vacías.
Es válido que nos preocupemos por las personas pero es más importante que ellas lo sepan, que puedan sentirlo.
Para que exista la comunicación, es necesario que las personas “escuchen” el lenguaje de nuestro corazón, pues, en materia de afecto, los sentimientos siempre hablan más alto que las palabras.
Es por ese motivo que un beso, revestido del más puro afecto, cura el dolor de cabeza, el raspón en la rodilla, el miedo a la oscuridad.
Las personas tal vez no entiendan el significado de muchas palabras, pero saben registrar un gesto de amor. Aún y cuando el gesto sea solamente un nudo. Un nudo lleno de afecto y cariño.
VIVE DE TAL MANERA QUE CUANDO TUS HIJOS PIENSEN EN JUSTICIA, CARIÑO, AMOR E INTEGRIDAD, PIENSEN EN TI.