sábado, 7 de junio de 2014

Soy fuerte y afortunada...

Debo ser una de las personas mas afortunadas del mundo, por más frío, gris, lluvioso que amanezca el día, siempre hay fuerza en mi para hacerlo parecer un día brillante. Solo con saber que mi familia está bien, que tengo un techo sobre mi cabeza, que aunque me aquejan algunas nanas de vieja,  puedo hacer algo por los demás, me basta para ser feliz y cuando uno es feliz,  puede hacer feliz a los demás.                                     Y por todo esto no le tengo que dar gracias a nadie, no necesito a dios en mi vida, lo hago todo con sacrificio y  fuerza de voluntad, soy una persona fuerte que creé en si misma.                                                 Así he enseñado a mi hija y nieta, a no esperar nada de nadie, que esta en ellas el lograr lo que se propongan, y que con perseverancia, voluntad y creyendo en sí mismas pueden lograr lo impensado.
Tengo sesenta y tres años, mi vida a sido como la del resto de la humanidad, con altos y bajos, cuando me toco estar en la cima, todo bien, cuando me toco estar en el pozo, luche para salir adelante,  las palabras "estoy vencida" , no existen en mi diccionario.  Si tengo que pedir ayuda, se la pido a mi esposo,  mi hija, mi nieta, mis hermanos, sobrinos o amigos,  de ellos sí estoy segura de recibir ayuda mucho mas rápido y segura, que de ningún supuesto ser supremo, ELLOS SÍ SON MIS DIOSES. 
  

viernes, 6 de junio de 2014

jueves, 5 de junio de 2014

La piedra...


A veces la piedra
se nos mete en el zapato
convirtiendo nuestra marcha
en dolorosa.
Otras,
en nuestros ojos
desdibujándonos la realidad.
Algunas veces la piedra
aparece en nuestro camino
para no dejarnos avanzar.
Otras,
las más duras
se instala sobre nuestro pecho
y no nos deja respirar,
gozar,
creer,
soñar.
Entonces
no hay arreglo
ni componenda
posibles.
Es ella
o nosotros.
Si nos armamos
de fuerza
de coraje
y de locura
la extirpamos
la arrojamos
la vadeamos
y seguimos adelante
Si no,
allí quedaremos,
doloridos
ciegos
estancados
muertos.
Para todos los hombres y mujeres, la conquista de sus propios sueños es un
largo camino cubierto tanto de flores como de cardos; que a veces sabe a
miel y otras veces a hiel; que a veces acaricia y otras golpea; que nos
hace reir y también llorar.
El camino hacia los sueños nos enfrenta a cosas opuestas a cada paso; y es
así para todos.
Ningún camino es del todo llano; y ninguno es del todo escabroso. Pero
cada paso, bueno o malo, dulce o amargo, áspero o suave, cada paso es
enseñanza. Enseñanza que debemos capitalizar, como lecciones de vida, para
que nos ayuden en la búsqueda del próximo sueño.
A medida que más nos acercamos a la meta, más difícil parece alcanzarla. Y
es lógico... cuanto más camino recorrimos, más trabas, más miedos, fuimos
acumulando. Pero debemos seguir. Seguro que detrás de la piedra más
difícil de vencer está lo que buscamos. Y eso... eso justifica cualquier
esfuerzo. Y cuando nos sintamos desfallecer, paremos un minuto, miremos
profundamente nuestro ser interior, escuchemos su voz, visualicemos lo que
quiere, lo que fervientemente anhela.... Y ya nada nos detendrá.

miércoles, 4 de junio de 2014

Inolvidable...

De muchas maneras, todos guardamos profundamente en nuestro corazón, el
recuerdo grato de algo o alguien que será inolvidable en nuestra vida.

Hay quienes, por desgracia, conservan el estéril gasto emocional de un
recuerdo que los sigue atormentando, como tóxico sutil que deshace su alma
y viven aquejados por ese pasado.
Aquí lo inolvidable se hace cruel porque se piensa que, al no haber
sabido perdonar, ciertas cosas no se olvidarán nunca y esa es una forma
triste de permanencia.
Hay otros, en cambio, que atesoran los recuerdos mágicos que un día les
acontecieron y no permiten que mueran, porque saben que si lo hicieran,
ellos tambien moririan un poco.
Nadie sin embargo puede evitar el tener una mezcla de recuerdos buenos y
malos, lo que simplemente nos hace entender que la vida es asi: pedacitos
de plata en medio de un gran camino de grava. No vivir atormentados por
unos y disfrutar el haber experimentado los otros, es lo que da sentido y
equilibrio a nuestra vida. Es saber que las rosas tambien tienen espinas y
que si así no lo fuera, no seríamos capaces de distinguir la felicidad de
la infelicidad.
Porque ¿quien no recuerda esos días felices de su infancia y la caricia
inolvidable de quienes les amaron? ¿Quién podrá borrar de nuestro corazón
el abrazo y la ternura de aquellos que con su cariño nos enseñaron a amar?
¿Es posible olvidar al primer amigo, al compañero de nuestros juegos, a la
maestra que un día fue la diosa de nuestros sueños, la primera vez que
vimos el mar o la esperanza vivificante de nuestras siempre anheladas
vacaciones?
¿Podremos alguna vez olvidar cuando el torbellino del amor primero
arrebató nuestra alma y la llevó al séptimo cielo; la espera impaciente
que nos trajo el romance adolescente, la mano de nuestro padre guiando
nuestros vacilantes pasos, el seno materno que alimentó nuestra tenaz
apetencia de vida, la alegres piñatas, las entrañables navidades, la
calidez del abrazo de nuestros abuelos y aquellas dulces fantasias en las
que tantas veces empeñamos nuestra atropellada búsqueda de la felicidad?
¿No es inolvidable, el sabernos amados,el saber que podríamos amar, , bálsamo
para nuestros oidos, el consejo oportuno, el tibio consuelo de la mano que
tocó nuestro frágil corazón, la fragancia del dialogo con quienes nos son
cercanos, los días de campo con los hijos y esa infinidad de pequeños
tesoros que ninguna pequeña muerte podrá un día arrebatarnos?
Nos perdemos tanto en no olvidar lo que un día nos hirió que hacemos a un
lado lo que nos maravilló; hacemos inolvidable, aunque sea doloroso, lo
que en el pasado lastimó nuestro espiritu, que renunciamos al mismo tiempo
a todo aquello que colmó nuestras ansias de permanencia y nos convirtió en
el horizonte de alquien que quiso hacernos dichosos. Es cierto que no
podremos olvidar jamás aquello que nos lastimó un día, pero sí podemos
hacer el esfuerzo por privilegiar de igual manera lo que hizo a nuestro
corazón más grande, más fuerte y más comprensivo.
Tal vez en la lista de daños y beneficios que tenemos inscritos en nuestra
mente, los debitos sean más que los haberes, pero la vida siempre es así:
solo cuestión de saldos en nuestro final estado de pérdidas y ganancias.
Ver que esos saldos sean más positivos que negativos es una tarea en la
que todos debemos empeñarnos, si queremos tener la sabiduria de vivir con
plenitud nuestra fugaz existencia terrenal.
Pero, afortunadamente, siempre habrá espacios en nuestra alma para lo
inolvidable: el acontecimiento aquel, la fecha que impacientes esperamos,
el amor recien descubierto, el hijo que llegó, la perfecta compañía, la
luz que generosa disipó nuestras tinieblas, la suave caricia de nuestra
alma gemela, la dicha en fin, que a veces furtiva, se anidará fecunda como
esperanza alcanzable en el corazón humano.
Un poeta escribió que la mejor manera de hacer a alguien inmortal es
quererlo de tal forma que no lo olvidemos nunca. Es a través del regocijo
del recuerdo por el cual nos percatamos que éste no es un espacio perdido,
sino una autentica recuperación.
Confesar que vivimos, amamos y disfrutamos con alguien el aquí y el ahora
de la vida, es adquirir la certeza de que un dia seremos para ese alguien
personas inolvidables, y así entenderemos cómo finalmente el recuerdo del
amor, que un día dimos y nos dieron, será más fuerte que la muerte.

martes, 3 de junio de 2014

Adiós querido papá!!!.

Realmente lo siento mucho querido papá, creo que esta es la última vez que me podré dirigir a ti. En serio lo siento mucho por todo. Es ahora de que sepas las verdad. Voy a ser claro y conciso: “la droga me mató papa”. Conocí a mis asesinos a eso de los quince o dieciséis años. Es horrible, ¿Verdad? ¿Sabes cómo fue?
Un hombre muy bien vestido y que hablaba muy bien, me presento a mi futuro asesino: la droga. Al principio intente rechazarla papa, te lo prometo, pero este hombre se metió con mi dignidad y me hizo creer que si no la probaba era porque no sería lo suficientemente hombre.
No es necesario  que te cuente más, ¿verdad? Ingrese en el mundo de las drogas. No hacía nada sin que la drogas no estuvieran presentes de alguna manera.
Yo sentía que las demás personas y la droga eran mis amigos y sonreían y sonreían.
¿Sabes papá? Cuando uno comienza en este mundo encuentra todo ridículo y muy divertido. Incluso a las personas que amamos las encontramos ridículas.
Hoy, en el hospital, reconozco eres tú y mamá, son  lo más importante del mundo. 
Papá, no vas a creerlo, pero la vida de un drogadicto es terrible, uno se siente desgarrado por dentro. Ser drogadicto es terrible y todos los jóvenes deberían saberlo para no entrar en eso. Yo no puedo dar tres pasos sin cansarme. Los médicos dicen que me voy a curar; pero yo veo que cuando salen del cuarto mueven la cabeza. Papá, sólo tengo diecinueve años y ya sé que no tengo oportunidad de vivir por culpa de la droga.
Yo sé que es muy tarde para mí, pero tengo un último encargo para hacerte:
Habla con todos los jóvenes que conoces y muéstrales esta carta. Diles que en cada puerta de los colegios y en cualquier aula, en cada facultad, en cada negocio o en cualquier lugar, puede haber siempre un hombre elegante que puede mostrarles a su futuro asesino, el que destruirá sus vidas.
Por favor haz eso, papá, antes de que sea demasiado tarde para ellos también.
Perdóname, papá; ya sufrí demasiado. Perdóname por hacerte sufrir también con mis locuras.
Adiós, querido papá

Las drogas y la adicción reflexión.

El chico este murió a los pocos días de escribir esta carta sobre el abuso de las drogas. Sobran las palabras, espero que este escrito ayude a la juventud a no caer en la tentación de consumir estupefacientes, alucinógenos, drogas o como prefieran llamarlo. Si conoces alguna persona toxicómana probablemente necesite de tu ayuda. 

lunes, 2 de junio de 2014

El sueño de Rosa.


El primer día en la Universidad, el profesor se presentó y nos pidió que
buscáramos en la clase a alguien que no conociéramos y nos presentáramos.
Yo estaba buscando entre mis compañeros, cuando sentí una mano gentil que
tocó mi hombro. Me dí vuelta y pude ver a una viejecita guiñádome el ojo y
brindándome una hermosísima sonrisa que la iluminaba completamente. Ella
me dijo: "Hola guapo. Mi nombre es Rosa. Tengo ochenta y siete años.
¿Puedo darte un abrazo?"
Mi carcajada fue inmediata... y le contesté "¡Por supuesto que puede!" Y
me dió un cariñoso apretón. "¿Por qué estás en la universidad a una edad
tan joven e inocente?" Pregunté. Ella sonriente respondió: "Estoy aquí
para encontrar a un joven millonario, casarme, tener una pareja de niños,
y luego retirarme a viajar por el mundo." "No, en serio", le dije, porque
estaba curioso de saber qué había motivado a una mujer de su edad a
aceptar un reto tan grande como éste.
"Yo siempre soñé con tener educación universitaria y ahora estoy
cumpliendo mi sueño."
Después de clases fuimos al Centro de Estudiantes y compartimos un batido
de chocolate. En ese mismo momento nos hicimos amigos. Todos los días en
los siguuientes tres meses, salíamos juntos de clases y no parábamos de
charlar. Yo estaba siempre atónito escuchando a esta "Máquina del tiempo"
que compartía toda su sabiduría y su conocimiento conmigo.
A lo largo del año, Rosa se convirtió en el icono del campus, haciendo
amigos fácilmente en cualquier lugar. Ella amaba vestirse bien y
disfrutaba la atención incondicional de los estudiantes que la rodeaban.
Estaba dándose su gusto, viviendo la vida. Al final del semestre la
invitamos a dar un discurso en el banquete del equipo de fútbol, y nunca
olvidaré lo que nos enseñó.
Fue presentada y subió al podio. Mientras acomodaba las tarjetas del
discurso que nos daría, algunas se le cayeron al piso. Desconcertada y un
poco avergonzada, tomó el micrófono y simplemente dijo: "Lo siento, estoy
un poco nerviosa. Me tomé una cerveza por Lent, y me está matando! Nunca
recuperaré mi discurso en orden nuevamente, así que déjenme decirles
solamente lo que sé". Mientras nos reíamos, ella aclaró su garganta y
empezó:
"Nosotros no dejamos de jugar porque nos hacemos viejos; crecemos viejos
porque dejamos de jugar. Sólo existen cuatro secretos para permanecer
jóvenes, ser felices y acumular éxitos: Tienen que reír. Tienen que buscar
alegría y humor en todo lo que hacen, todos los días de su vida. Tienen
que tener un sueño; cuando pierdes los sueños, mueres. Hay mucha gente
caminando a nuestro alrededor que está muerta y ni siquiera se ha dado
cuenta.
Existe una diferencia enorme entre envejecer y crecer. Si tienes
diecinueve años y te quedas en cama un año entero, sin hacer nada
productivo, al final habrás envejecido y tendrás veinte años, pero
¿creciste? Si yo, a mis ochenta y siete años, me quedo en cama por un año
sin hacer nada, al final tendré ochenta y ocho años, habré envejecido un
año más pero no habré crecido ni un ápice. Nadie deja de envejecer. No
necesitas ningún talento o habilidad especial para envejecer.
La idea es crecer pero siempre buscando la oportunidad en el cambio. No
tengan remordimientos, los ancianos usualmente no tenemos remordimientos
por lo que no hicimos. Los únicos que tienen miedo de morirse, son
aquellos con remordimientos."
Ella concluyó su discurso cantando valientemente "La Rosa". Nos desafió a
todos a estudiar detenidamente la letra de esa canción y a vivirla en
nuestras vidas.
Cuando el año concluyó, Rosa obtuvo el grado universitario que había
empezado hacía tantos años. Una semana después de la graduación, murió
pacíficamente mientrás dormía. Más de dos mil estudiantes de la
universidad fueron a su funeral a rendir tributo a esa maravillosa mujer
que nos enseñó con el ejemplo que nunca es muy tarde para ser todo lo que
puedes ser.

domingo, 1 de junio de 2014

-LAS ETAPAS por Paulo Coelho-


Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos o cerrando puert as o cerrando capítulos. Como quiera llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando. ¿Terminó con su trabajo? ¿Se acabó la relación? ¿Ya no vive más en esa casa? ¿Debe irse de viaje? ¿La amistad se acabó? Puede pasarse mucho tiempo de su presente “revolcándose” en los porqués, en rebobinar el casette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito porque en la vida, usted, yo, su amigo, sus hijos, sus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida. y seguir adelante. No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. No. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar. Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó. No esperen que le devuelvan, no espere que le reconozcan, no espere que alguna vez se den cuenta de quién es usted. Suelte el resentimiento, el prender “su televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo. La vida está para adelante, nunca para atrás. Porque si usted anda por la vida dejando “puertas abiertas” por si acaso, nunca podrá desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción. Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de “regresar” (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron todo ¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo!, si no, déjelo ir, cierre capítulos. Dígase a usted mismo que no, que no vuelve. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio. Usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver. Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo. Ni usted será el mismo, ni el entorno al que regresa será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por usted mismo desprender lo que ya no está en su vida. Recuerde que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque: cuando usted vino a este mundo “legó” sin ese adhesivo, por lo tanto es “costumbre” vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir. Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr porque, le repito, nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero… cierre, clausure, limpie, tire, oxigene, despréndase, sacuda, suelte. Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.